"Alaba, alma mía, al
Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no
olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas
tus dolencias". - Salmo 103:1-3
La sanidad es un
anhelo profundo de nuestras almas. Ya sea que necesitemos sanidad física,
emocional o espiritual, podemos encontrar consuelo en saber que Dios es nuestro
guardián. Él nos rodea con su amor y protección, cuidándonos en cada paso que
damos. En momentos de enfermedad o aflicción, podemos confiar en que Dios es
nuestra sombra, cubriéndonos y brindándonos alivio. Su presencia nos da
esperanza y nos fortalece, recordándonos que no estamos solos en nuestras
luchas por la sanidad. No importa cuán desafiante sea el camino hacia la
sanidad, podemos aferrarnos a la promesa de que Dios está con nosotros,
guiándonos y obrando en nuestras vidas para nuestro bien.
Oración:
Amado Padre
celestial, te acerco mi necesidad de sanidad. Reconozco que solo tú tienes el
poder de restaurar mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. Confío en tu cuidado y en
tu fidelidad para sanar todas mis heridas y enfermedades. Te pido, Señor, que
me rodees con tu amor y protección, y que me guíes en cada paso de mi proceso
de sanidad. Dame fortaleza para perseverar y confianza para creer en tu poder
sanador. Que tu voluntad se cumpla en mi vida, y que pueda experimentar la
plenitud de tu sanidad en todos los aspectos de mi ser. En el nombre de Jesús,
amén.
Más devocionales:
- 'Viviendo por fe, Cómo encontrar esperanza en las luchas diarias del cristiano'
- ‘La importancia de valorar y honrar a nuestras madres’
- ‘El amor y la dedicación de una madre son inigualables’