El Regreso de Cristo: ¿Por qué se ha perdido su relevancia en la predicación de las iglesias contemporáneas?

  


La Iglesia, como institución que busca guiar a los creyentes hacia la salvación y la comunión con Dios, tiene un propósito fundamental: proclamar la Palabra de Dios y preparar a los corazones para la venida de Cristo. Sin embargo, en la actualidad, parece que esta enseñanza ha perdido fuerza y no se le otorga la misma importancia que en tiempos pasados. En esta reflexión, exploraremos las posibles razones de este fenómeno y consideraremos la necesidad de renovar nuestro enfoque en la venida de Cristo.

 

1. LA FALTA DE EXPECTATIVA:

 

A lo largo de la historia, la Iglesia ha esperado con anhelo el regreso glorioso de Jesucristo. Los primeros cristianos vivían con la esperanza de que su Señor volvería en cualquier momento. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa expectativa se ha ido desvaneciendo. En Mateo 24:44, Jesús nos advierte: "Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis". Es necesario recordar que somos llamados a vivir con una esperanza activa y a estar preparados para su regreso.

 

2. LA PREOCUPACIÓN POR LO TERRENAL:

 

En nuestra sociedad actual, estamos constantemente ocupados con los asuntos cotidianos: el trabajo, la familia, las responsabilidades y las distracciones. Estas preocupaciones terrenales nos alejan de la perspectiva eterna y pueden hacer que releguemos la venida de Cristo a un segundo plano. Sin embargo, en Colosenses 3:2, se nos insta a "pensar en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Debemos recordar que la venida de Cristo es el evento más importante que podemos esperar, y no debemos permitir que las preocupaciones mundanas nos distraigan de su significado y propósito.

 

3. LA FALTA DE CONOCIMIENTO BÍBLICO:

 

En algunos casos, la ausencia de predicación sobre la venida de Cristo puede deberse a una falta de comprensión y estudio de la Palabra de Dios. La Biblia contiene numerosas referencias a la segunda venida de Jesús y su importancia para los creyentes. En Juan 14:3, Jesús mismo nos asegura: "Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré de nuevo y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". Como comunidad de fe, es esencial sumergirnos en las Escrituras y buscar una comprensión más profunda de la venida de Cristo para poder transmitirla con autoridad y pasión.

 

La Omisión Silenciosa: El Declive de la Predicación sobre la Venida de Jesucristo 

 

La ausencia de la predicación sobre la venida de Cristo es una pérdida lamentable para la Iglesia y los creyentes. La venida de Cristo no solo es una promesa de su regreso, sino también un recordatorio constante de que nuestra vida terrenal es solo un breve capítulo en comparación con la eternidad que nos aguarda. Es una fuente de esperanza y consuelo en medio de los desafíos y dificultades que enfrentamos diariamente. Al no enfocarnos en esta verdad transformadora, corremos el riesgo de perder de vista nuestra verdadera identidad y propósito como hijos de Dios.

 

Es tiempo de despertar y renovar nuestra atención en la venida de Cristo

 

Como creyentes, debemos buscar una relación más profunda con Dios a través de la oración y el estudio de la Palabra. Debemos elevar nuestra mirada más allá de las preocupaciones terrenales y recordar que somos ciudadanos del cielo. Además, debemos compartir esta esperanza con otros, predicando sobre la venida de Cristo y cómo impacta nuestras vidas. La Iglesia tiene la responsabilidad de proclamar el mensaje completo del Evangelio, incluyendo la venida gloriosa de nuestro Señor. A medida que nos acerquemos a Dios y vivamos en anticipación de su retorno, experimentaremos un gozo y una paz que trascienden las circunstancias de este mundo.


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Recordemos las palabras de Apocalipsis 22:20: "Aquel que da testimonio de estas cosas dice: 'Sí, vengo pronto'. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!". Que esta sea nuestra oración constante y nuestra convicción profunda mientras esperamos con expectativa la venida de nuestro amado Salvador.


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