Familias. En la agitada vida diaria, es fácil perder de vista la importancia de dedicar un espacio y un tiempo específico para Dios en nuestro hogar. Sin embargo, establecer un altar familiar no solo nos ayuda a mantener una conexión constante con Dios, sino que también fortalece los lazos entre los miembros de la familia. A través de estas recomendaciones, te invitamos a crear y mantener un altar familiar, transformando tu hogar en un lugar de bendición y presencia divina.
El primer paso para establecer un altar en el hogar es
dedicarse a la creación de un espacio especial para Dios, similar a cómo Noé
edificó un altar para adorar y buscar la guía de Dios. Este acto simbólico
representa el compromiso de entregar nuestras vidas y familias a Él,
permitiendo que Su presencia guíe cada rincón de nuestro hogar. Como dice en
Génesis 8:20, "Y edificó Noé un altar a Jehová…". Este altar no tiene
que ser físico, pero sí debe ser un lugar en el corazón de la familia donde
todos se unan en fe.
La oración y la adoración son componentes clave de un
altar familiar. Efesios 6:18 nos recuerda la importancia de orar en todo tiempo
y perseverar en la fe. Establecer tiempos específicos para orar juntos como
familia fortalece los lazos y nos acerca más a Dios. Es en estos momentos de comunión
donde encontramos la paz y la dirección divina para nuestras vidas.
Otro aspecto fundamental es la Palabra de Dios.
Deuteronomio 6:6-7 nos anima a tener las Escrituras siempre presentes en
nuestro corazón y a transmitirlas a nuestros hijos. Dedicar tiempo para leer y
meditar en la Palabra de Dios en el hogar, y aplicarla a nuestra vida diaria,
trae sabiduría y dirección para cada miembro de la familia. La Biblia debe ser
el centro del altar familiar, guiándonos en cada decisión y acción.
La alabanza también juega un rol esencial en el altar
familiar. Salmos 96:1 nos invita a cantar a Jehová un cántico nuevo. Dedicar
momentos a alabar a Dios en familia no solo eleva nuestros corazones, sino que
también crea un ambiente de gratitud y gozo. A través de la alabanza,
reconocemos la grandeza de Dios y unificamos el espíritu familiar en adoración.
Además, el perdón y la reconciliación deben ser prácticas
diarias en el altar familiar. Efesios 4:32 nos llama a ser benignos y
misericordiosos, perdonándonos unos a otros como Dios nos perdonó en Cristo. El
hogar debe ser un lugar donde la gracia de Dios se manifieste a través del
perdón mutuo, cultivando un ambiente de amor y paz.
Finalmente, el altar familiar es una fuente de bendición.
Así como Dios bendijo a Noé y su familia, prometiéndoles prosperidad y
multiplicación (Génesis 9:1), al poner a Dios en el centro de nuestras vidas y
hogares, invitamos Sus bendiciones y guía. Podemos esperar ver cómo Dios
derrama Su favor en nuestras familias, prosperándonos en todas las áreas de la
vida.
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El altar familiar es más que un lugar físico; es un
compromiso diario de mantener a Dios en el centro de nuestra vida familiar.
Siguiendo estos siete pasos, no solo edificaremos un hogar más fuerte, sino que
también veremos cómo la presencia de Dios transforma cada aspecto de nuestras
vidas. Invita a Dios a tu hogar y observa cómo Su amor y bendiciones fluyen en
tu familia. ¡Que esta sea el inicio de una nueva temporada de fe y unidad!
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