Informe Explosivo Revela la Crueldad Inaudita del Gobierno de Myanmar Contra Comunidades Religiosas
Bangkok (AP) - En
un impactante estudio publicado recientemente, investigadores prueban que el gobierno
militar de Myanmar ha lanzado ataques aéreos devastadores contra iglesias en el
estado de Chin, agravando la persecución religiosa en la nación.
En un revelador informe,
investigadores han documentado diez ataques a iglesias en el estado occidental
de Chin, afirmando que son parte de una ofensiva más amplia contra comunidades
religiosas en el país. Esto coincide con la escalada de la guerra civil desde
que el ejército tomó el control en febrero de 2021, uniéndose con resistencias
étnicas y minorías cristianas.
Ataques Aéreos a
Iglesias: Un Nuevo Nivel de Barbarie
Myanmar, sumido en
una guerra civil, ha sido testigo de evidencias de crímenes de guerra, según el
informe de la Asociación de Asistencia a Presos Políticos. El estudio, liderado
por el proyecto Myanmar Witness del Centro para la Resiliencia de la
Información, detalla cinco ataques aéreos en 2023 que causaron daños a iglesias
en Chin, concluyendo que podrían verificarse.
El informe resalta la violación del derecho internacional, ya que al menos 107 edificios religiosos, incluyendo 67 iglesias, han sido destruidos desde la toma de poder en 2021. La persecución a minorías religiosas, especialmente cristianas, es evidente, según denuncias de derechos humanos.
El análisis de pruebas, como fotografías y relatos de testigos, respaldado por fotografías satelitales, busca verificar abusos contra los derechos humanos. Activistas creen que los militares apuntan a edificios religiosos, atacando la identidad de las comunidades. Benedict Rogers, ex líder de Christian Solidarity Worldwide, afirma que atacar iglesias es parte de una estrategia deliberada.
El régimen militar,
acusado de intolerancia hacia minorías no budistas, se enfrenta a denuncias de
ataques deliberados contra lugares de culto. La comunidad internacional ha
condenado los ataques, instando a mecanismos internacionales a responsabilizar
a los perpetradores. En medio del caos, iglesias y lugares de culto se han
convertido en blancos estratégicos, desatando un nuevo nivel de barbarie en
Myanmar.
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