¡Bienvenido, julio! Un Mes de gracia abundante y el amor infinito que Dios



Al abrir nuestros corazones al nuevo mes de julio, somos llamados a reflexionar sobre la gracia abundante y el amor infinito que Dios derrama sobre nosotros. Julio nos ofrece una oportunidad única para renovar nuestra fe, profundizar nuestra relación con el Señor y expresar nuestra gratitud por Su presencia constante en nuestras vidas.

 

En este mes, recordemos que, así como Dios renovó Su pacto con Su pueblo a lo largo de las Escrituras, también nos invita a renovar nuestra devoción a Él. En medio de las rutinas diarias y las ocupaciones mundanas, julio puede ser un tiempo de retiro espiritual, de encontrar momentos de quietud y oración, y de escuchar la voz suave y apacible del Espíritu Santo.


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Pensemos en el apóstol Pablo, quien, a pesar de las tribulaciones y pruebas, encontró en Cristo la fuente de su fortaleza y esperanza. En su carta a los Filipenses, nos anima a "regocijarnos siempre en el Señor" (Filipenses 4:4) y a no estar ansiosos por nada, sino a presentar nuestras peticiones a Dios en oración y acción de gracias (Filipenses 4:6). Que estas palabras nos guíen a encontrar en julio un tiempo de gozo y paz, sabiendo que nuestro Dios es fiel y está siempre con nosotros.

 

Julio también es un momento para agradecer las bendiciones que Dios nos ha dado. Reflexionemos sobre la provisión, el cuidado y las oportunidades que hemos recibido por Su gracia. Al cultivar un corazón agradecido, permitimos que la gratitud transforme nuestras vidas y nos acerque más a la voluntad de Dios.

 

Durante este mes, busquemos maneras de servir a los demás y de ser instrumentos de Su amor y misericordia. Al hacerlo, imitamos el ejemplo de Cristo, quien vino no para ser servido, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28). Que nuestras acciones reflejen el amor de Dios y traigan luz y esperanza a quienes nos rodean.

 

Que julio sea un mes de renovación espiritual, gratitud y servicio. Abramos nuestros corazones a la obra del Espíritu Santo y permitamos que Dios nos transforme a Su imagen y semejanza. Que este mes nos acerque más a Él y nos llene de Su paz y amor.

 

¡Bienvenido, julio! Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo estén con nosotros ahora y siempre.

 

Con fe y esperanza.



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