En medio de la violencia extrema en Nigeria, una madre cristiana arriesga su vida por su fe y logra reencontrarse con sus hijos tras una valiente huida.
Imagen de Global Christian Relief.
Noticias Cristianas. La fe más fuerte que el miedo. María, una cristiana nigeriana, enfrentó el horror de los ataques de Boko Haram con una decisión firme: no negar a Jesús, aunque su vida estuviera en juego. Durante un ataque a su comunidad, huyó con sus hijos al bosque para protegerse, sin imaginar que días después sería secuestrada por el grupo extremista islámico.
El retorno a la aldea en busca de comida terminó en
tragedia. María, junto a otros aldeanos, fue capturada y llevada a una casa
vigilada por los terroristas. Allí, se les dio una única opción: renunciar a su
fe cristiana y convertirse al islam, o enfrentar las consecuencias.
“Prefiero morir
antes que negar a Jesús”
La presión fue brutal, pero María no cedió. Con valentía
respondió: “Prefiero morir intentando escapar que quedarme aquí y volverme
musulmana”. Su negativa a renunciar a Cristo la convirtió en símbolo de
resistencia espiritual.
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Poco después, cuando los extremistas preparaban una
ceremonia de conversión forzada, un ataque sorpresa al lugar le dio una
inesperada oportunidad de escape. En medio de la confusión, huyó junto a otros
prisioneros, corriendo por su vida hasta llegar nuevamente a su aldea. Allí,
sus hijos la recibieron entre lágrimas, creyendo que había muerto.
Perseguida pero no
abandonada
El reencuentro no puso fin a las dificultades. María y su
familia continuaron huyendo de aldea en aldea, tratando de escapar de la
amenaza constante. Perdieron a un hermano en el proceso, asesinado por los
terroristas. Sin embargo, en medio del dolor, encontraron refugio espiritual y
físico. Gracias a organizaciones cristianas, hoy viven en un lugar seguro.
María reconoce que fue su relación con Dios lo que la
sostuvo. “Con Dios, todas las cosas son posibles”, afirma. Su testimonio es un
reflejo del precio que muchos cristianos en Nigeria están pagando por seguir a
Cristo.
Cierra con esta
verdad que nos desafía
La historia de María nos recuerda que hay creyentes que
arriesgan todo por su fe. En medio de la persecución, el sufrimiento y la
pérdida, su fidelidad a Dios sigue siendo inquebrantable. La iglesia perseguida
no está derrotada: está más viva que nunca, sostenida por el poder de Cristo.
Hoy más que nunca, la
iglesia global debe orar, apoyar y levantar la voz por nuestros hermanos
perseguidos. No están solos. Tu oración y tu acción pueden marcar la
diferencia.
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