Autoridades locales amenazan a trece familias cristianas por su fe y presionan a una viuda a cremar a su esposo contra su voluntad.
La persecución religiosa en Laos
sigue aumentando. Trece familias cristianas de una aldea rural enfrentan hostigamiento,
amenazas y presión constante de las autoridades locales,
quienes les prohibieron realizar ceremonias cristianas de entierro y los
obligan a seguir rituales budistas en contra de su fe.
Amenazas
y presión contra familias cristianas
En noviembre de 2024,
policías locales convocaron a todas las familias cristianas a una reunión en el
centro comunitario. Allí, un líder de la aldea les advirtió: “Ustedes
no están autorizados a usar espacios públicos y serán expulsados de la aldea si
no obedecen”.
Las autoridades exigieron a las familias que renunciaran
a su fe y abandonaran sus reuniones de adoración. Sin embargo, al crecer el
número de creyentes, los hermanos decidieron levantar una iglesia
doméstica dentro de la aldea, lo que provocó la indignación de
los líderes locales.
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Pese a la presión, las familias permanecen firmes
en la fe y continúan reuniéndose en secreto para alabar a Dios.
El dolor de una viuda cristiana
En el mismo distrito, una viuda llamada Chan
(nombre cambiado por seguridad) vivió una experiencia desgarradora. Al fallecer
su esposo, el líder de su aldea le prohibió usar el cementerio local,
obligándola a buscar otro lugar para despedirlo.
En el nuevo cementerio, los responsables la presionaron
para que el cuerpo fuera cremado, siguiendo las tradiciones budistas. Sin más
opciones y bajo presión, Chan aceptó. Pagó cerca de 80 dólares
por el servicio de cremación.
Pero al regresar a casa, el líder de la aldea la amenazó
nuevamente, exigiéndole una tasa por haber llevado el cuerpo fuera de la
comunidad. Al negarse, el consejo comunal le advirtió que destruirían
su casa si no cumplía con la tradición.
Ante el miedo y la injusticia, Chan buscó refugio en los
líderes cristianos locales, quienes interceden para encontrar una solución
pacífica.
Fe bajo vigilancia constante
Los cristianos en esta región viven bajo vigilancia
diaria. Autoridades y residentes hostiles controlan sus
movimientos y persiguen cualquier intento de culto o reunión. Aun así, los
creyentes se mantienen firmes, confiando en que Dios es su refugio
en medio de la persecución.
“Las conversaciones están en curso, aún sin solución. Las
autoridades continúan vigilando las actividades cristianas, obligando a los
seguidores de Cristo a reunirse discretamente, sin llamar la atención”,
compartió un líder local.
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