El devastador terremoto en el oeste de Afganistán desencadenó un caos humanitario, con discrepancias en las cifras de víctimas y localidades enteras en ruinas. Sigue la búsqueda de sobrevivientes.
El país afgano enfrenta una pesadilla humanitaria después de que un poderoso terremoto, seguido de fuertes réplicas, azotara su región occidental. Las cifras de muertos han suscitado controversia, con un portavoz talibán afirmando que ya se han recuperado más de 2,000 cuerpos, mientras la Media Luna Roja reporta cifras más bajas, alrededor de 400 fallecidos. La tragedia se extiende más allá de las víctimas mortales, con miles de heridos y desplazados, y la total destrucción de doce aldeas en el distrito de Zinda Jan, donde se localizó el epicentro.
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Tras el primer terremoto de magnitud 6.3 Hace unos días atrás, las réplicas devastadoras han seguido afectando a
zonas remotas, dificultando la evaluación del alcance total del desastre.
Equipos de rescate, en colaboración con la Media Luna Roja de Afganistán,
perseveran en la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros. Mientras
tanto, la ciudad de Herat, ubicada a unos 40 kilómetros del epicentro, ha visto
llegar a más de 2,000 personas en busca de ayuda, y los hospitales están
desbordados con los heridos.
"Llegamos a la
casa y vimos que no había nada. Todo se había convertido en barro", dijo
Nek Mohammad, un residente de la zona afectada, a la agencia de noticias AFP.
"Comenzamos a cavar con palas y todo lo que teníamos para rescatar a mujeres y niños de los escombros". Los hospitales, en su mayoría mal equipados, han tenido dificultades para acoger a los heridos.
En medio de la
devastación, Afganistán se enfrenta a una de las peores tragedias de su
historia reciente. La incertidumbre en torno al número de víctimas no disminuye
la magnitud de la crisis humanitaria. La nación y la comunidad internacional se
unen en un esfuerzo conjunto para brindar apoyo y alivio a aquellos que han
perdido a sus seres queridos y a quienes luchan por sobrevivir en este momento
de desesperación.
Aunque el mundo tiene los ojos puestos en el conflicto Israel-Hamas, este desastre ha pasado desapercibido para muchos. Oremos por los afectados.
¡Unidos en oración por Afganistán!
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