Jóvenes atletas están utilizando sus momentos de triunfo y derrota para compartir el mensaje de Jesucristo con pasión y valentía

Atletas de distintos equipos están impactando vidas al proclamar el Evangelio después de sus juegos, inspirando a miles con su fe en Dios.

En un mundo donde la competencia y la gloria personal suelen dominar los titulares, un movimiento inesperado está cobrando fuerza en el fútbol universitario: jóvenes atletas están utilizando sus momentos de triunfo y derrota para compartir el mensaje de Jesucristo con pasión y valentía.

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En los últimos días, diversos jugadores universitarios han convertido sus ruedas de prensa y entrevistas en una plataforma para glorificar a Dios y compartir su fe. Uno de los testimonios más conmovedores fue el de Ahmed Hassanein, ala defensiva de los Boise State Broncos, quien tras una derrota ante los Penn State Nittany Lions declaró emocionado:

 

"Toda la gloria sea para Jesucristo. Él es el verdadero campeón."

 

Hassanein también agradeció a su entrenador, Deion Barnes, por haber sido un instrumento de cambio en su vida:

 

"No conocí a Dios hasta que llegué a Boise State."

 

Desde allí, presentó el mensaje del Evangelio con lágrimas en los ojos:

 

"Jesucristo es el único Dios verdadero. Murió y resucitó tres días después. Ese es el campeón al que sirvo."

 

Otros jugadores también han alzado su voz por Jesús. Will Howard, mariscal de campo de Ohio State, habló con gratitud después de ganar el Rose Bowl:

 

"En primer lugar, tengo que agradecer a mi Señor y Salvador Jesucristo por esta oportunidad. Un yo más joven estaría asombrado ahora mismo."

 

Del mismo modo, Riley Leonard, de Notre Dame, expresó su agradecimiento a Dios tras la victoria en el Sugar Bowl, mientras que momentos llenos de fe, como oraciones espontáneas entre jugadores rivales, han conmovido a miles.

 

El impacto no se limita a palabras. Jugadores como Nick Sanders, del equipo Texas Longhorns, han mostrado su fe a través de gestos de oración con otros atletas en plena cancha, generando olas de inspiración.

 

Este avivamiento ha alcanzado también a entrenadores, como Lane Kiffin, de Ole Miss, quien lidera a sus jugadores desde una fe sólida, recordándoles la importancia de vivir como hijos de Dios.

 

En un mundo que ansía esperanza, estos jóvenes nos recuerdan que la verdadera victoria se encuentra en Cristo. Oremos juntos para que estos atletas sigan siendo luz y sal en medio de la competencia, y para que sus testimonios lleguen a transformar corazones.

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Señor, gracias por estos valientes jóvenes que proclaman Tu nombre en cada oportunidad. Bendícelos, fortalécelos y utiliza sus vidas como ejemplo para muchos. Amén.

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