Hace dos años, con apenas 18 años, Débora tomó una de las decisiones más valientes de su vida: dejar atrás el islam estricto en el que fue criada y abrazar el amor y la salvación de Cristo.
International Christian Concern
Noticias Cristianas. Todo comenzó cuando amigos cristianos en el estado de Kogi, Nigeria, le hablaron del perdón y la gracia de Jesús. Su corazón, que había vivido en temor, empezó a llenarse de esperanza. “Tenía miedo al principio”, recuerda. “Pero mi fe ahora es una parte esencial de mi vida”.
Convertirse al cristianismo no fue sencillo.
En su
familia, cualquier desviación del islam es vista como una traición
imperdonable. Cuando sus padres encontraron su Biblia, se la arrebataron y
comenzaron a vigilar cada uno de sus pasos. La golpearon por asistir a la
iglesia. Finalmente, la echaron de casa y fue torturada.
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“Estoy escondida, pero estoy en paz con mi decisión”, confiesa con firmeza. En su nuevo lugar de residencia, puede asistir a la iglesia libremente. Allí se alimenta espiritualmente y sigue compartiendo el evangelio en secreto con sus hermanitos cuando logra verlos.
Aun en la
oscuridad, Débora es luz.
Nigeria es uno de los lugares más peligrosos del mundo
para los cristianos, especialmente para quienes abandonan el islam. Conversos
como Débora pueden enfrentar desde el rechazo total hasta amenazas de muerte.
Incluso, este mismo año, un clérigo islámico incitó públicamente a los padres a
asesinar a sus hijos si abandonan su fe… y las autoridades callaron.
Pero la fe de Débora sigue firme. María, una mentora
cristiana que la acompaña, afirma: “Su fe es real, profunda y ha sido
probada por el fuego. No solo necesita un lugar seguro, también merece una
oportunidad para estudiar, sanar y vivir”.
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Débora sueña con ser enfermera, pero ahora
mismo necesita ayuda para continuar sus estudios. Como muchos jóvenes
conversos, ha perdido el apoyo familiar y enfrenta el futuro sin recursos.
Hoy, su historia es un llamado directo a la Iglesia:
🙏 A orar por los
cristianos perseguidos.
🙏 A levantar la
voz por los que no pueden defenderse.
🙏 A extender una
mano a quienes lo han dejado todo por seguir a Cristo.
“Sé que mi familia pronto sabrá todo sobre mi fe”, dice
con lágrimas en los ojos. “Tal vez se sientan traicionados, pero yo sé que he
tomado la decisión correcta. No me voy a rendir”.
¿La apoyarías con tu oración? ¿Te unirías a quienes
sostienen a jóvenes como Débora con donaciones y palabras de aliento?
Ella clama: “Oren por mí. Sus oraciones me ayudarán a
seguir estudiando y creciendo en Cristo”.
La fe de Débora es una llama que ni la persecución ha
podido apagar. Que su testimonio nos desafíe a vivir con más convicción, a orar
con más fervor, y a amar con más entrega.
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