La masacre en el Estado de Benue revela una violencia descontrolada contra comunidades cristianas, mientras el mundo guarda silencio. El sufrimiento de miles clama por justicia, acción y oración.
Noticias Cristianas. Una tragedia
inimaginable sacude el corazón del cinturón cristiano de Nigeria. En solo seis
días, entre el 8 y el 14 de junio, al menos 218 cristianos fueron brutalmente asesinados
en ataques sistemáticos y despiadados perpetrados por extremistas fulani en el
Estado de Benue. Lo que
comenzó como un ataque aislado a agricultores terminó en una masacre coordinada
que devastó comunidades enteras, dejando a más de 6.000 desplazados y a familias
enteras sumidas en el dolor.
En Yelewata, una de las aldeas más golpeadas, los agresores incendiaron
refugios llenos de mujeres y niños, muchos de los cuales fueron
calcinados vivos. Testigos narran escenas desgarradoras de cuerpos mutilados,
personas acribilladas mientras intentaban escapar y gritos de “Allahu Akbar”
acompañando el horror.
«Lo que estamos viviendo va mucho más allá de un
conflicto por recursos, esto es terrorismo contra los cristianos», denunció Hyacinth Alia,
gobernador del Estado. A pesar de las promesas de seguridad, la masacre de
junio demuestra que la región está completamente abandonada a su suerte. La
Asamblea Estatal, en un acto sin precedentes, reconoció haber fallado a su
pueblo.
Niños, madres, ancianos…
ningún inocente fue perdonado. Cada testimonio es un llamado al mundo para que no cierre los ojos ante
este genocidio silencioso.
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¿Dónde
está el mundo cuando los inocentes son masacrados por su fe?
Más de 200 vidas apagadas, muchas sin nombre, sin justicia, sin voz. Pero no
sin esperanza. La Iglesia perseguida en Nigeria sigue firme, orando en medio de
las cenizas, clamando por un milagro, por una respuesta, por protección.
Hoy tú puedes ser esa respuesta.
Ora. Comparte. Actúa.
La sangre de nuestros hermanos no puede caer en silencio. Cada vida tenía un propósito. Cada niño, una historia. Cada mártir, una corona eterna. Porque en medio del dolor, la luz de Cristo sigue brillando.
“Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de
los cielos” (Mateo
5:10).
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