La comunidad cristiana de Pueblo Seco está devastada tras la desaparición de siete creyentes, incluyendo al líder de la única iglesia local.
Noticias Cristianas. Una grave crisis humanitaria sacude a la comunidad
cristiana en Pueblo Seco, Colombia, tras la desaparición de ocho personas entre
el 4 y 5 de abril de 2025. Siete de ellas son cristianas comprometidas con la
única iglesia local, incluyendo a su líder. Hasta ahora no hay señales de su
paradero, y las familias viven en profundo temor y angustia.
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Las desapariciones ocurrieron en dos días
consecutivos. Las primeras dos personas fueron vistas por última vez el 4 de
abril, mientras que otras seis desaparecieron el 5. Entre los desaparecidos
están James Caicedo, Óscar García, Jesús Valero, Maryuri Hernández, Carlos
Valero, Maryi Silva, Nixon Peñaloza e Isai Valero. Siete de ellos eran miembros
activos de la iglesia cristiana del pueblo.
El alcalde Farid Camilo Castaño calificó la
situación como “una de las peores crisis de orden público de nuestra historia”.
Afirmó que múltiples grupos armados están tomando la región por asalto, y que
ni siquiera el refuerzo militar ha dado resultados. Las familias afectadas
guardan silencio por temor a represalias, mientras la incertidumbre se
convierte en una carga cada vez más insoportable.
En sus redes sociales, el alcalde hizo un llamado
a quienes tengan información sobre los desaparecidos. “Sus hijos están
esperando que regresen a casa”, escribió, evidenciando la desesperación de toda
una comunidad.
Hasta el momento, ningún grupo armado se ha
adjudicado la responsabilidad del crimen, y no hay pruebas de vida. La
organización Puertas Abiertas está investigando si la fe cristiana de las
víctimas pudo ser el motivo de su desaparición.
Mientras las autoridades continúan las búsquedas,
la iglesia en Colombia y creyentes alrededor del mundo elevan oraciones por
estas ocho personas, por sus familias y por el liderazgo cristiano en zonas de
alto riesgo. Que esta tragedia despierte en nosotros un clamor constante por
los cristianos perseguidos y un compromiso renovado con la justicia, la fe y la
unidad del cuerpo de Cristo.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).
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