Palabras del Padre a tu corazón:
Hijo mío, hija mía…
Sí, te amo. No hay duda, no hay pausa,
no hay condición. Te he visto en tus momentos más oscuros, en tus errores más
grandes, en tus lágrimas más amargas… y aun así, te amo. No porque lo merezcas,
sino porque mi amor no depende de tus aciertos o fracasos, sino de quién soy
Yo.
He contado cada paso que diste
alejándote, y también cada uno que has dado para volver. Y te he esperado con
los brazos abiertos, sin reproches, sin castigos, con misericordia nueva cada
mañana. Mi Hijo Jesús ya pagó el precio por tu pecado. No necesitas esconderte
más. Lo que hice en la cruz fue suficiente para cubrir tu culpa, sanar tu
vergüenza y restaurarte completamente.
Tu caída no me asusta. Tu arrepentimiento sí me conmueve. Yo no miro lo que otros ven, Yo miro
tu corazón. Y aunque tú hayas fallado, mi amor por ti jamás ha fallado ni
fallará.
Vuelve a mí. Nada de lo que hiciste es
más grande que mi gracia. Yo soy el Dios que ama sin final.
— Con amor eterno, Dios.
No importa cuán lejos hayas llegado, siempre puedes regresar. Dios te ama más allá de tus errores, y en Su gracia hay un nuevo comienzo para ti hoy.
Versículo del día – Jeremías 31:3 (RVR60): “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”
¿Te tocó esta reflexión?
Compártela con alguien que se sienta lejos de Dios y
recuérdale: ¡aún hay amor, aún hay perdón!
FACEBOOK | INSTAGRAM | X | PINTEREST | YOUTUBE | TIKTOK